Malí, la paz que no llega

Malí sigue en guerra. O para ser más preciso, el Norte de Malí sigue estando fuera de control de la Administración maliense. Tres meses y medio después del desembarco de las tropas francesas para restablecer la integridad territorial en un país totalmente fragmentado en dos zonas la guerra no ha acabado. Existen aun dos zonas diferenciadas, un Sud bajo mando de un presidente interino y un Norte bajo ocupación de grupos armados. La operación Serval no se puede dar por concluida. El ejemplo que tira por el suelo el discurso de la unidad territorial es la ciudad de Kidal, tercera más importante del país. Como explica el diario El País, ‘las banderas de la República del Azawad ondean por todas partes con el beneplácito de las tropas francesas estacionadas a escasos metros’.

 Allí, los rebeldes tuaregs del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) controlan los accesos en tensión permanente con los soldados de Chad que ocupan una base militar próxima. Hace algo más de un año, el 30 de marzo de 2012, el Ejército maliense fue expulsado de Kidal tras el ataque combinado de dos grupos tuareg, los rebeldes del MNLA (laicos) y los miembros de Ansar Dine (islamistas radicales a las órdenes de Iyad Ag Ghali).

 

 

Un soldado del grupo rebelde tuareg MLNA con un AK-47 en Kidal / CHEICK DIOUARA (REUTERS)

Un soldado del grupo rebelde tuareg MLNA con un AK-47 en Kidal / CHEICK DIOUARA (REUTERS)

Mientras tanto, en Bamako el presidente interino Dioncounda Traoré, confirmó hace dos semanas la celebración de elecciones presidenciales en julio. Pero, ¿cómo celebrar unos comicios cuando una de las ciudades más importantes sigue a manos de los rebeldes?

Traoré se vio forzado hacer el anuncio electoral debido a las dudas, tanto de la comunidad internacional como de los partidos políticos de Malí, que alertan de la falta de un censo electoral fiable debido a que desde que comenzó el conflicto en enero de 2012, más de 500.000 de malienses han abandonado sus hogares huyendo de la guerra y del fanatismo. ACNUR prevé que la cifra alcance el millón de refugiados y desplazados internos. Otro factor importante que alimenta la incertidumbre entre la oposición está el bloqueo que pueden representar los rebeldes del MNLA, que rechazan deponer las armas y tienen el beneplácito del gobierno francés para seguir controlando Kidal.  La rápida intervención francesa para frenar el avance del yihadismo creó una satisfacción generalizada entre los malienses que ahora se vuelve en malestar por la complacencia gala con el MNLA.

La situación humanitaria en el país ha hecho que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara a finales de abril, el despliegue de una operación de mantenimiento de la paz en Mali a partir del 1 de julio próximo. En una resolución adoptada unánimemente, como explica la noticia publicada en el portal de noticias de la ONU, ‘el Consejo dispuso que la Misión de las Naciones Unidas en Mali (MINUSMA) se integre con 12.600 efectivos, 6.000 de los cuales, provenientes de África occidental, se encuentran ya en el país bajo el mando de la fuerza regional AFISMA. El Consejo estipuló como tarea central de la MINUSMA la estabilización de Mali, especialmente del norte del país y aclaró que no se trata de una misión antiterrorista’.

Unas 150.000 personas han huido de la guerra en Mali y se han refugiado en países vecinos. Campo de Mbere, Mauritania. AFP PHOTO / ABDELHAK SENNA

Unas 150.000 personas han huido de la guerra en Mali y se han refugiado en países vecinos. Campo de Mbere, Mauritania. AFP PHOTO / ABDELHAK SENNA

Periodistas y trabajadores humanitarios han denunciado violaciones de derechos humanos en diversas zonas del país. Según los datos de la Organización Internacional de las Migraciones, unos 200.000 desplazados internos vagan por el país sin saber a dónde ir. La mayoría proceden del norte, de la vasta región que los tuaregs han bautizado como Azawad y donde los islamistas proclamaron la creación de un estado islámico en abril de 2012. Muchos otros, han abandonado el país buscando refugio en los países vecinos, países con situaciones no mucho mejores. Como advierte ACNUR (el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) unos 54.100 malienses se han ido a Mauritania, un país seriamente afectado por la sequía y que sufre una gran inseguridad alimentaria. Otros 50.000 se han marchado a Níger, el lugar más pobre del mundo. 38.000 más a Burkina Faso, 1.500 a Argelia, y pequeños grupos se encuentran en Guinea y Togo.

 

 

La libertad de prensa, el gran éxito de la ‘primavera árabe’

El norte de África se encendió en 2011 y empezó a prender la mecha del fenómeno político y social conocido como la ‘primavera árabe’. Estas revueltas populares fueron el altavoz al mundo de las situaciones de dictaduras y regímenes autoritarios que se prolongaban en la región desde hacía más de 30 años. Las voces de protesta jamás hubiesen sido escuchadas sin su particular micrófono, las redes sociales. La población encontró en la Red lo que no podían ofrecerle los medios de comunicación tradicionales, la libertad de expresión.

Ilustración que refleja la importancia de las redes sociales en la primavera árabe / Bloc de comunicación 'Mediando'

Ilustración que refleja la importancia de las redes sociales en la primavera árabe / Bloc de comunicación ‘Mediando’

Las revueltas vividas en Túnez, Egipto, Siria o Libia no han mejorado en exceso la vida de sus ciudadanos. Ni la ansiada prosperidad ni la soñada democracia han llegado aún. De momento la vida transcurre en unas transiciones inestables e inseguras que solo han colocado pequeños parches a tanto agujero negro que existía. Pero las revoluciones también conllevaron una mejora tangible aunque imperfecta, la libertad de expresión. Una luz que no solo ha servido para volver a dignificar el papel de los periodistas ciudadanos, sino que ha dado vida el panorama informativo en su conjunto.

La nueva libertad de prensa se comprueba rápidamente echando un vistazo al nuevo panorama mediático, dónde han nacido en estos dos años una gran cantidad de nuevos periódicos, emisoras y canales de televisión.

Túnez ha liderado este cambio de consciencia ya que durante 23 años el régimen de Ben Ali bloqueó la información en los medios de comunicación tradicionales.  Esta censura estalló y tan solo tres días después de la caída del dictador, el gobierno provisional de unidad nacional suprimió el Ministerio de Información y Slim Amamou, famoso bloguero liberado cuatro días antes, se convirtió en ese instante, en Secretario de Estado de Juventud y Deportes visibilizando así el fin de la etapa de persecuciones y censura. La oferta de medios ha aumentado con cinco nuevos canales de televisión, doce emisoras de radio y hasta 228 cabeceras, aunque algunos periodistas tunecinos alertan de que muchas son solo publicaciones sensacionalistas.

En Libia, donde el pueblo también derrotó al dictador Muamar el Gadafi, los nuevos medios tienen el camino más complicado ya que deben empezar de cero. Según explica Khaled Ghulam, ex responsable de la Autoridad Libia para la Prensa en un artículo en el diario El País, “tras la liberación, todo el mundo quiere hacer su periódico, y en Libia se puede porque imprimirlo es muy barato”. “Se han inscrito unos 450 diarios y revistas. Y los cuatro diarios que había con Gadafi han desaparecido por supuesto”. Detalla Ghulam. Un ejemplo de estas nuevas iniciativas periodística es el diario Febrero (en recuerdo al mes en que empezó la protesta), fundado por el Consejo Nacional de Transición y que dirige la periodista Muna Raquiq. El panorama actual en los dos países es una mezcla de caos e ilusión, bajo el paraguas de una inmensa necesidad de hacer uso, por fin, de la libertad de palabra.

Periodicos y revistas árabes y francesas en Túnez / Foto flickr de tomfong

Periodicos y revistas árabes y francesas en Túnez / Foto flickr de tomfong

Tanta es la proliferación de estos nuevos medios de comunicación, que la Unión Europea vio la necesidad de organizar en Hammamet (Túnez) una reunión de directores de periódicos del Magreb a finales de enero. El encuentro, que reunió a directores de unos 40 periódicos de los cinco países del Magreb (Túnez, Libia, Marruecos, Argelia y Mauritania) fue una experiencia pionera donde se pudo intercambiar experiencias así como homogeneizar la lucha por los derechos y los deberes de los nuevos periodistas. El éxito de la jornada se materializó en la aprobación conjunta de un código ético que regule el sector y que presione a los gobiernos de la zona para abrir una nueva etapa sin censura.   La euforia está presente aunque por ejemplo Olfa Belhassine, periodista del principal diario tunecino, La Presse, alertó en esta reunión según informa El País de la falta de profesionalismo que sufre ahora el sector, ya que muy pocos periodistas vienen con formación académica de base.

Dependerá de los esfuerzos conjuntos de gobiernos, periodistas y ciudadanos que el cuarto poder en estos países pueda ejercer su objetivo de contrapoder de sus nuevas democracias.

Sudán del Sur, la pobreza del petróleo

La guerra del petróleo entre Sudán y Sudán del Sur mantiene a los dos países en una tensión diplomática que está afectando negativamente a la población. La secesión de la zona sud abrió una brecha en las relaciones entre los dos países ya que quedaban pendientes de resolver ciertas cuestiones delicadas. Y una de ellas, era el control del petróleo. El Norte pide al gobierno sud sudanés que pague unos altos impuestos por transportar su petróleo a través de sus oleoductos. El reciente país se niega ya que considera que al tener las explotaciones en su territorio, son los dueños del beneficio que esta actividad, que representa el 98% del PIB, les reporta. Y según fuentes estatales, los ingresos ascienden a unos 10.000 millones de dólares entre 2005 y 2012, una cifra a la que el país africano no piensa renunciar.

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Egipto, dos años de transición secuestrada

Dos años y poco del comienzo de una revuelta civil que, en apenas 18 días, consiguió derrocar al dictador que gobernaba el país des de hacía 30 años. La revolución fue efímera, veloz y convulsa. Pero muchos de aquellos miles de egipcios que durante días abarrotaban la ya famosísima plaza Tahrir, no hubiesen deseado jamás que el día después, sería una larga y compleja transición, que no lidera el pueblo, sino que lleva secuestrada por los militares y los Hermanos Musulmanes des de su triunfo electoral en noviembre del 2011.

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Marruecos, una democracia con las manos atadas

A finales de 2011, se celebraron en Marruecos unas elecciones parlamentarias que dieron la victoria al Partido Justicia y Desarrollo, que desde entonces encabeza una coalición de gobierno con el líder islamista Abdelilá Benkirán como primer ministro, nombrado por el rey Mohamed VI. Nueve meses después de la aparición de las primeras protestas populares conocidas como el movimiento 20 de febrero, inspirado en las revueltas de la etiquetada ‘primavera árabe’, por primera vez un partido islamista ganaba unas elecciones en el país. Este cambio, que se produjo como consecuencia del efecto dominó que se vivió en la zona, se acabó de consolidar con la aprobación de una nueva Constitución que limita los poderes del monarca. O esa era la promesa.

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